La vida a través de mis ojos
Bienvenid@s a mi blog de reflexiones personales. Aquí comparto, a través de videos y escritos, mis experiencias y vivencias en primera persona, abordando temas relacionados con el crecimiento personal, la vida cotidiana, el amor, la espiritualidad y las relaciones interpersonales. Por medio de cada publicación busco conectar con mis lectores y generar un espacio de reflexión y diálogo. ¡Unite a la comunidad y exploremos junt@s este viaje por la vida!
sábado, 29 de abril de 2023
Llorir
lunes, 10 de abril de 2023
CityOfDreams
Definitivamente, hay lugares donde uno se queda y lugares que quedan en uno.
martes, 28 de marzo de 2023
El amor de alta frecuencia
Yo disfruto y celebro tu vuelo, aunque no vueles conmigo. Eso es amor. Yo aplaudo tus proyectos y tus sueños, aunque yo no esté incluid@ en ellos.
domingo, 26 de marzo de 2023
No olvides a tu ex
No, no lo leíste mal. Ese es el título de esta entrada. No te olvides de tu ex, más bien, aprendé a hacer que su recuerdo no te duela.
lunes, 20 de marzo de 2023
Quiero
Si no sos una opción que el otro pueda elegir, entonces te convertís en una necesidad y eso está muy lejos de llamarse amor.
Por eso,
Quiero alguien que pueda y sepa vivir perfectamente sin tenerme, pero a quien le resulte más agradable estar conmigo que sin mí.
Quiero alguien que valore tanto su libertad que respete al máximo la mía, alguien que tenga la posibilidad de deleitarse con los mejores platos del menú, pero que decida quedarse con el sabor de Santi en la boca.
Quiero alguien que ame la vida, pero que elija disfrutar una parte de ella a mi lado, alguien que después de viajar por todo el mundo, tenga ganas de perderse en un paseo por la plaza del barrio conmigo.
Quiero alguien que no deba sacrificar nada para estar a mi lado y que, por ende, tampoco me exija a mí hacerlo, alguien que pudiendo no estar, decida voluntariamente quedarse, alguien que no espere que cumpla sus expectativas porque tampoco se esfuerza en encajar en las mías.
No quiero alguien que "me" quiera, sino que quiera estar conmigo, que se sienta cómodo con esa elección porque nuestras alegrias se multiplican en nuestra presencia. Quiero alguien que se ame y se respete de la misma manera en la que yo aprendí a hacerlo conmigo.
Quiero alguien independiente que se sienta atraído por mi capacidad de hacerme cargo de la vida que tengo, alguien que admire mi responsabilidad por asumir las consecuencias de mis decisiones y actos.
Quiero alguien que tenga su historia, pero que no cargue con fantasmas del pasado, que disfrute de conectarse con el presente que tiene conmigo, sin pensar en un futuro que exija el clásico final del "felices para siempre".
Quiero alguien que sepa que puede marcharse cuando quiera y que vaya siempre en busca de su felicidad, la misma que yo construiré estando o no a su lado.
Quiero alguien que entienda que en la vida no nos buscamos ni nos encontramos, sino que simplemente decidimos construir la versión de un nosotros que no debe poner en riesgo la identidad de cada uno.
No quiero ni necesito alguien que muera por mí, sino alguien que viva intensamente la vida, a su manera, conmigo.
Quiero alguien que quiera esta misma forma de querer, alguien con quien todo surja de manera espontánea, sin querer.
Quiero esto porque me quiero.
domingo, 19 de marzo de 2023
Escuchá lo que tu cuerpo quiere decirte
Hubo
un momento en mi vida en el que sentía muchísima ansiedad cada vez
que llegaba el domingo por la noche y sabía que al día siguiente tenía que
empezar una nueva semana laboral. Dormía inquieto, me despertaba con una
sensación de incomodidad, continuaba así gran parte del día y el alivio solo
llegaba cuando iba de regreso a casa.
Ni
hablar de los últimos días de cada vacación que me tomaba. Empezaba a sentir
agitación y cierta tristeza al saber que debía regresar a trabajar. Por otro
lado, hubo momentos en los que mi cuerpo estaba tenso cuando iba a un encuentro
con determinadas personas, me sentía incómodo y extraño, con una sensación de
no pertenencia.
Asimismo,
hubo relaciones de amigos, familiares y parejas, en las que dejé de ser feliz
después de que hayan iniciado, me sentía intranquilo, con miedo, preocupado y
agotado (física y emocionalmente).
Y
así la lista podría seguir. Lo que quiero significar es que lo que tuvieron en
común todos esos momentos, es que en ellos mi cuerpo intentó decirme a
gritos que no quería estar en ese trabajo, ir a algunos ambientes o compartir
con ciertas personas. Me decía que ese era exactamente el lugar, la persona o
la relación en la que NO debía estar.
Pero
yo seguí y obvié los mensajes de mi cuerpo. Pasé a "acostumbrarme" a
esas señales sin prestarles atención. Y fue peor porque mis emociones empezaron
a enfermarse y mi paz comenzó a quebrantarse.
Me
tomó años escuchar, interpretar y respetar lo que mi cuerpo tenía para decirme.
Él siempre tuvo claro dónde sí y dónde no, cuándo, cómo y con quién.
Por
supuesto, no me estoy refiriendo a las reacciones naturales de nuestro cuerpo
ante el cansancio, nuevos comienzos y situaciones especiales. Estoy hablando de
cuando esas señales se convierten en patrones recurrentes, directamente
vinculados a personas, momentos, lugares o circunstancias.
Por
fortuna, hoy me conecto más fácilmente con el ritmo que tienen los latidos de
mi corazón, con el sudor de mis manos, con mi forma de respirar, con el nivel
de agitación o ansiedad que puedo experimentar, con la temperatura de mi
cuerpo, con mis lágrimas y las expresiones involuntarias de mi rostro.
El
cuerpo sabe y, desde su sabiduría y perfección, tiene mucho que decirnos.
Dejalo hablar, prestale atención y analizá el origen de sus señales.
Así
es que, a partir de ahora, revisá, por si acaso, la carpeta de spam o la papelera
de reciclaje de tu casilla de correo electrónico biológico. Son lugares a los
que pudiste haber enviado varios mensajes que, en realidad, tuvieron que ser clasificados como urgentes e importantes.
sábado, 18 de marzo de 2023
La otra cara
De dónde viene tanta fortaleza nos
preguntamos cuando vemos a ciertas personas que, con la historia de sus vidas,
nos provocan admiración y respeto.
Sin duda, te habrás cruzado, alguna vez,
con estas personas, cuyas historias nos motivan y endulzan con un sabor a
esperanza.
Estas personas han transformado sus más
profundas tristezas en aprendizaje, en valentía, en energía, en ejemplo de
lucha, en testimonio, pero para llegar hasta ahí primero tuvieron que conocer
los peores precipicios, caminaron en una densa oscuridad, el dolor se apoderó
de sus almas y de sus huesos, asfixió sus pulmones y destrozó sus corazones.
Esas personas conocieron el límite de sus
límites en las condiciones más adversas, experimentaron pérdidas
indescriptibles. La vida tatuó su piel de heridas y cicatrices.
Esa es la otra cara de sus actuales
fortalezas, las mismas que se forjaron en el silencio de sus más oscuras
debilidades. Esa es la parte que la mayoría desconoce. No saben que su brillo
se gestó a partir de las sombras, que la cálida compañía que hoy brindan estas
personas viene de los momentos en los que ellas más solas y abandonadas se
sintieron.
Desconocen que la fe de esta gente se
formó a partir de las crisis espirituales más grandes, que su dulzura proviene
de los tragos más amargos que la vida les sirvió y que sus sonrisas más
radiantes tienen lágrimas en su ADN. Poco se sabe del cimiento de dolor que hoy
sostiene tanta fuente de inspiración.
Personas que se convirtieron en héroes y
heroínas sin querer, sin pedirlo y sin saberlo. La vida las escogió, pero ellas
eligieron qué hacer de y en qué transformar su dolor. Florecieron en una grieta
de asfalto, sin nadie que las regara, esperando alguna gota del cielo. Se
nutrieron de los días de sol y sus raíces se formaron a partir de las pocas, o
casi nulas, nutrientes que les ofrecía un suelo árido.
Estas personas se volvieron resilientes
sin siquiera ser conscientes. No habrán transformado la materia como parte de
un proceso científico, pero sí la tristeza que corría incluso a través de sus
arterias. Murieron en vida, pero resucitaron enseguida. Las eligió el dolor en
muchas instancias, pero ellas decidieron qué hacer de sus circunstancias.
Crearon sin ser dioses y transformaron sin
ser químicos. Estas personas simplemente decidieron seguir. Vieron posibilidades
infinitas donde no había opciones. Nos mostraron, sin proponérselo, que la
muerte tiene otro rostro que se llama vida.
Esas personas son MAGIA y ni ellas mismas
lo saben. Son flores del asfalto que eligieron crear su propio jardín.
Dedicado a Patricia Fretes y Cynthia Llanes
Llorir
No, no es una palabra mal escrita. Es la combinación de dos infinitivos que la vida sabe conjugar muy bien: llorar y reír. ¿Nunca lloriste? ...
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